Todos sabemos que son los
pequeños placeres de cada día los que hacen nuestra vida más agradable; y con
pequeños placeres no me refiero a los objetos que nos proporcionan felicidad,
sino que hablo de experiencias, gestos y momentos. Hablo, por ejemplo, de un
atardecer de un día de verano cuando el sol declina lentamente y se mezclan
miles de colores en el cielo, el sentido del humor de ese amigo con el que te
encuentras de vez en cuando y con el que tan bien te llevas, una sobremesa con
amigos y que se prolonga hasta casi la cena, un plan improvisado y que
termina arreglando un mal día…Veamos cinco gestos que pueden
ayudarnos a ver la belleza del día a día y pueden proporcionarnos felicidad “de
la buena”.
- Una sobremesa que se alarga o un café a media tarde con buena compañía. Compartir recuerdos, anécdotas, experiencias y risas con las personas que elegimos puede ser una gran forma de disfrutar de nuestro día a día. Compartir un buen café recién hecho con nuestros seres más cercanos y queridos no tiene precio.
- Disfrutar de un atardecer de verano. Ya sea en el jardín de casa, en el pequeño balcón de tu piso o en el salón-comedor con las ventanas abiertas de par en par, disfrutar del despliegue de color de un atardecer veraniego puede ayudarnos a reconectar nuevamente con nuestro yo interior. Tal vez prefieras leer un libro o ver tu serie favorita mientras atardece y el espectáculo de luz y de color te reconecta con la naturaleza. También es buena idea poner tu música favorita mientras “haces nada”.
- Regálate un pequeño gustazo cada día. Regalarse pequeños momentos es una norma a seguir para fomentar nuestro bienestar y nuestra autoestima. Tal vez te guste pintarte los labios de ese color rosado que tanto te favorece, tomar tu café favorito mientras lees los periódicos de la mañana, darte una larga ducha con ese gel afrutado que tanto te gusta, pasear con tu mascota mientras atardece, saborear tu bombón de chocolate favorito, darte un masaje con ese aceite corporal que tan suave te deja la piel… la lista de pequeños gustazos puede ser infinita. Si tú no fabricas estos pequeños gustos para ti, nadie lo hará.
- Improvisar un plan. A veces nos empeñamos en controlar tanto nuestra vida que tenemos milimetrado hasta el último de los minutos. ¿Qué tal si cambias la rutina de última hora de la tarde por algo nuevo? A lo mejor es simplemente dar un paseo por una zona nueva, ir una hora a la playa mientras atardece… romper con la rutina nos proporciona la necesaria chispa para seguir adelante. Esto también es aplicable a los fines de semana. Procura no hacer siempre lo mismo en tus momentos de ocio durante demasiado tiempo seguido.
- No te tomes la vida demasiado en serio. Es verdad que todos tenemos responsabilidades en todas las facetas de nuestra vida, pero no se trata de pensar, calcular y ejecutar tanto que se congele nuestra sonrisa. Nada hay más terapéutico que una sesión de risas con nuestras mejores compañías. Elige aquellas personas que te aporten bienestar y tranquilidad a tu vida, con las que puedas conversar de cualquier tema y disfrutar de cada momento. Hay gente a nuestro alrededor maravillosa que a veces nos cuesta descubrir. Igual es el momento de pensar en la calidad de nuestras relaciones: busca tus afines y no tengas miedo a soltar una sonrisa.
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