7 Hábitos destructivos en las relaciones personales

Existen una serie de malos hábitos conductuales que son particularmente nocivos y que afectan a las relaciones con nuestra pareja, hijos, padres, amigos, etc, contribuyendo a incrementar el conflicto y la intensidad negativa de las mismas.

Veamos algunos de ellos:

  1. Gritar. Hablar más alto no significa que los demás nos escuchen mejor. Lo que ocurre cuando gritamos es que la otra persona se cierra, se bloquea y se pone a la defensiva dispuesta para el contraataque.
  2. Negarse a admitir que se han hecho las cosas mal o se han cometido errores. Si no somos capaces de admitir un error, los demás nos verán como personas poco honestas y poco dignas de confiarse a nosotros. Admitir que somos humanos y que nos equivocamos no es dejar que los demás vean nuestras miserias, sino dar valor a nuestras imperfecciones y amarlas tal cual. Y, sobre todo, es el primer paso para poner en marcha conductas alternativas para enmendar el error.
  3. Negarse a disculparse. Esto va en consonancia con lo anterior; si no somos capaces de ofrecer una disculpa cuando sabemos que nos hemos equivocado y que hemos herido a alguien, estamos creando en los demás enfado y resentimiento. Dejan de vernos como personas responsables y dignas de confianza.
  4. Señalar con el dedo culpabilizando a otra persona por nuestros problemas de relación. Este es el ingrediente perfecto para que se pongan a la defensiva y sobre todo para que se cree un resentimiento muy potente. Sin contar que no nos estamos haciendo responsables de nosotros mismos y estamos echando “balones fuera”.  
  5. Insultos. Cuando utilizamos palabras hirientes, estamos abonando el terreno para que la otra persona se abandone a la furia. Aquí entra también el uso de adjetivos sarcásticos. Seamos responsables con nuestro lenguaje. Un insulto nunca se olvida si proviene de una persona a la que estimamos.
  6. Esperar a que alguien llene nuestro “pozo de amor”. El trasladar esta responsabilidad a otras personas hace que nos encontremos siempre en una eterna “falta de amor”, ya que los responsables de llenar ese pozo interno somos nosotros mismos y no es responsabilidad de ninguna persona externa. Si ejercemos esa presión sobre otras personas, cargándoles con ese peso, nos haremos dependientes a largo plazo de sus muestras de afecto, lo que también aumentará nuestra ansiedad por conservar la relación y el miedo a perder lo que tenemos (dependencia emocional).
  7. Ver sólo un lado de la historia. Si nos negamos a ver el punto de vista de la otra persona, estamos no sólo empequeñeciéndola y haciéndola sentir que no cuenta, sino que a la vez nos estamos limitando el conocimiento a nosotros mismos, porque sólo sabremos la mitad de la historia.

Hay que dejar claro que nadie es perfecto y que todos, en algún momento, hemos incorporado a nuestro repertorio conductual alguno de estos malos hábitos. Lo importante es darse cuenta y poner en marcha estrategias de comunicación diferentes, intentando ser personas lo más asertivas posible ante los conflictos relacionales.

Si crees que tienes alguna dificultad en tus relaciones con los demás o quieres mejorar las que mantienes, en Meraki Psicología Aplicada podemos ayudarte.

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