Las relaciones afectivo-sexuales en la modernidad: el amor líquido

El término amor líquido ha sido acuñado recientemente por un sociólogo polaco (Zygmunt Bauman) para dar nombre a un fenómeno que se viene produciendo dentro de las relaciones interpersonales en sociedades avanzadas durante las últimas décadas.

En esta vorágine consumista en la que nos hallamos inmersos, las relaciones interpersonales no quedan al margen del delirio del comprar, usar, tirar, comprar, usar, tirar... No son pocos los clientes (hombres y mujeres), sobre todo entre los 30 y 40 años, que manifiestan en las sesiones “estar perdidos” en el mundo relacional de hoy en día; su percepción es de no poder encontrar a nadie que “quiera comprometerse” en una relación estable a largo plazo. Todo lo que parece existir es el usar y tirar, expresión máxima de la mercantilización del ámbito de las relaciones interpersonales. Las personas no quieren pagar una “hipoteca afectiva” durante demasiado tiempo, y optan por relaciones donde prima la individualización y no la díada, y los individuos se mueven en un estado líquido, cambiante y poco predecible. Esto lleva a que las personas mantienen lo que Bauman ha denominado “relaciones líquidas”. ¿Y qué son las relaciones líquidas? Pues aquellas en las que los pilares donde se ha sustentado la relación son enormemente frágiles, y en las que la vinculación (compromiso) es muy superficial y débil y no existe un proyecto de vida en común. Las condiciones que se establecen en estos vínculos son condiciones fáciles de mantener y con términos cambiantes, en vez de ser constructos sólidos, duraderos y predecibles. Esto deviene en que, ante la natural llegada de cualquier conflicto en el seno de la pareja, esta opte por la disolución antes que por la adecuada resolución del conflicto y permanecer juntos ante la adversidad.

Además, la tecnología ha ayudado a amplificar estos marcos relacionales insanos. Como bien apunta Bauman: “las relaciones virtuales superan fácilmente lo real. Aunque es ante todo el mundo offline el que impulsa a los jóvenes a estar constantemente en movimiento, tales presiones serían inútiles sin la capacidad electrónica de multiplicar los encuentros interpersonales, lo que les confiere un carácter fugaz, desechable y superficial. Las relaciones virtuales están provistas de las teclas suprimir y spam que protegen de las pesadas consecuencias (sobre todo, la pérdida de tiempo) de la interacción en profundidad”. Así es; desde la comodidad de nuestros teclados electrónicos, todo es más simple: evadimos la responsabilidad de crear relaciones duraderas, de construirlas con pilares sólidos y estables, y nos dejamos guiar por el simple hedonismo (el placer y el bienestar inmediato y sin coste alguno para nosotros). Y tenemos la misma facilidad para consumir esas relaciones que para romperlas, sin afrontar el amargo trago de ver a la otra persona cara a cara ni de hacernos responsables éticamente de nuestro proceder. Todo está a un click. 

Algunas características de estas relaciones líquidas son:

-Rápidas, vertiginosas: no hay tiempo para que la relación pueda madurar.

-Falta de compromiso real.

-Individualismo exacerbado.

-No hay un proyecto vital en común, no hay objetivos de vida comunes.  

-Cuando surge el conflicto, directamente no se afronta y se rompe la relación.

-Carencia de madurez relacional en el individuo.

-Escasa o nula cobertura de las necesidades emocionales.

Quizá habría que plantearse si realmente estamos preparados para entrar en el bucle de consumición de relaciones a esa velocidad. Las consecuencias a largo plazo de estas relaciones líquidas no están bien estudiadas aún, pero algunas de ellas pueden ser:

-Adicción al subidón y a la sensación de estar enamorado continuamente.

-Adicción a las aplicaciones o chats para buscar nuevas parejas.   

-Dificultad para procesar los duelos consecutivos por las rupturas repetidas.  

-Miedo a las relaciones comprometidas y a largo plazo.

-Utilizar las relaciones en bucle como modo de superar una relación no sanada.

-Dificultades para manejar los conflictos a largo plazo.

-Pérdida de empatía hacia los otros.

Si crees que tienes dificultades para relacionarte, en Meraki Psicología Aplicada podemos ayudarte.

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