Afrontar una depresión no es una cuestión sencilla; es una enfermedad que aisla a la persona, desconectándola de su vida y de las personas que le rodean. Relacionarse con los demás se torna en un hándicap, la luz no se ve al final del túnel y todo se convierte en una oscuridad de la que es difícil salir sin ayuda profesional.
A menudo nos olvidamos de que no solamente sufre en esa situación la persona, sino que también influye con fuerza en la red de apoyo más cercana (pareja, familiares, cuidadores, amigos). Ver a un ser querido que padece una enfermedad es doloroso y genera gran cantidad de emociones que hay que gestionar de una forma adecuada.
Veamos una serie de pautas que pueden ser útiles:
Acepta que no puedes solucionar la enfermedad que sufre, pero tu apoyo y tu comprensión pueden resultar de gran ayuda.
Escucha, escucha y escucha. Sin juzgar, sin dar consejos. Hazle saber que entiendes por lo que está pasando. A menudo darán vueltas en círculo una y otra vez sobre lo mismo: sigue escuchándole de forma activa. Sentirse escuchado y comprendido posee un gran efecto terapéutico.
Especial atención merecen las ideas que manifieste sobre suicidio. Tómate en serio estas ideas y comunícalas a los profesionales que están encargados de su tratamiento con la mayor brevedad posible. Si ya tiene un plan de acción (verbaliza cómo va a hacerlo), observas que tiene conductas de despedida hacia las personas o que pone en orden sus asuntos (cuestiones administrativas, posesiones), es más probable que concrete su intención. Si crees que hay un peligro concreto e inmediato, no lo dudes y avisa a emergencias.
Tolera su expresión de la tristeza. El llanto es bastante frecuente; es difícil permanecer calmados ante la visión de su sufrimiento, pero es la expresión natural de lo que le ocurre. Dejar que llore puede ser terapéutico: ofrécele un pañuelo o un poco de agua. El llanto suele cesar por sí mismo al cabo de un rato y aparecer varias veces a lo largo del día.
No han escogido estar en esa situación. Culpabilizarlos y criticarlos no es el mejor modo de ayudarles.
Fomenta la adherencia al tratamiento, tanto el farmacológico como el psicológico. Recuérdales que tomen su medicación, las citas en las consultas, etc.
Autocuidado. Cuidar de una persona con depresión puede resultar agotador. Respeta tu tiempo de descanso y de desconexión. Si tú no te cuidas bien, te será difícil cuidar a otros de forma adecuada. Pide ayuda a otro familiar o amigo para poder disponer de tiempo para ti también y prevenir el agotamiento y la frustración.
Haz planes juntos. Sugiérele a tu ser querido dar un paseo juntos, ver una película o cualquier otra actividad con la que antes disfrutaba. No se trata de obligar, sino de sugerir. A veces simplemente estar al lado sin hacer nada, sólo acompañando, es suficiente.
Proporciónale refuerzos. Alaba todo aquello que se le da bien hacer, o cualquier pequeño intento de mejorar su situación. Ahora mismo se sienten incapaces e inútiles para todo y son hipersensibles a las críticas, por eso es especialmente importante reforzar de forma positiva.
Establece una rutina. Llevar horarios establecidos de alimentación, sueño y actividades puede ayudarles a sentir que tienen más control sobre su vida. Intenta que la vida diaria sea tranquila, estable y predecible.
Ante las crisis de ansiedad, mantén la calma. Las emociones son contagiosas: tu familiar necesita sentir que está en un entorno tranquilo y seguro y percibirte muy sereno. Cuando se presente una crisis, siéntale, intenta calmarlo, desabróchale la ropa que pueda apretarle y ayúdale a controlar la respiración. Pídele que inhale despacio, llenando su abdomen de aire, que cuente hasta 4 y exhale lentamente; así hasta que deje de hiperventilar. Las crisis duran entre 15 y 30 minutos, alcanzando su punto álgido a los 10 minutos aproximadamente de comenzar; a partir de ese tiempo la intensidad va disminuyendo. Si se prolonga más de 30 minutos, llama a emergencias.
Ten mucha paciencia. Salir de la depresión lleva su tiempo; hay personas que reaccionan al tratamiento de forma más rápida y otras que tardan un poco más. No es un camino sencillo ni fácil para las personas que la sufren, y van a mejorar a su ritmo, no como a ti te gustaría. Sé paciente.
Si crees tener dificultades para gestionar las emociones que te produce esa situación o simplemente quieres saber más sobre la enfermedad y cómo ayudar mejor a tu familiar, en Meraki Psicología Aplicada podemos ayudarte.
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