No hay que esperar a que lleguen grandes crisis personales ni el fin de año para evolucionar y ser mejores. Cada día puede ser una nueva oportunidad para mejorar en cualquier aspecto. Veamos algunas pautas que pueden servirnos para superarnos.
1. Haz lo que ames. Si te dedicas a algo que te apasiona, transmitirás bienestar y felicidad a todas las personas que te rodeen. Tal vez te toque ser realista y no puedas optar a un puesto mejor que lo que tienes, pero recuerda que tienes una cosa que se llama “tiempo de ocio”, y que ahí puedes hacer lo que realmente te llene y te haga feliz.
2. Conócete a ti mismo y acéptate tal y como eres. Toma contacto con tu yo más desconocido, reconoce cuáles son tus fortalezas y tus puntos a mejorar. Intenta ser honesto y aceptarte con tus luces y tus sombras.
3. Practica el autocuidado. Cuidarse en todos los aspectos: físico, emocional… ponte como tu prioridad. Dedica un tiempo estipulado cada día a auto cuidarte. Practica el egoísmo sano de preferirte a ti mismo antes que a los demás. Aprende a decir NO, pon límites, respeta tus decisiones, cuida tus emociones, da voz a lo que sientas… cuídate emocionalmente. Y no olvides una dieta sana, ejercicio físico agradable… el cuidado físico es muy importante también.
4. Cuida tus amistades y tus relaciones. Interésate por tus amigos, fortalece los vínculos afectivos que tengas. Programa actividades con ellos, comparte tu tiempo y tus pensamientos más profundos con las personas que realmente sean significativas para ti.
5. Practica el perdón y la compasión, contigo mismo y con los demás. Si somos capaces de perdonar, afianzaremos vínculos y acortaremos distancias con los demás; también nos estaremos ayudando a mejorar si nos perdonamos a nosotros mismos. Habla contigo mismo y muéstrate autocompasivo, con la misma compasión que mostrarías hacia los demás. Demuestra que tú eres tu mejor amigo.
6. Traza metas y objetivos en tu vida. Nada hay más saludable que ser quien construye su vida poco a poco. Conviértete en una persona proactiva, piensa bien en qué quieres para ti y planifica los pasos que tienes que dar para llegar al punto donde quieres llegar. Y cuando hayas logrado todo lo que te proponías, vuelve a trazar nuevos caminos. Y no pasa nada porque haya cambios de dirección. Tú decides en cada momento qué es lo que quieres hacer. Y ese gran poder conlleva una gran responsabilidad.