El envejecimiento positivo y con éxito: el bienestar psicológico

El envejecimiento puede ser definido como el conjunto de cambios tanto negativos (que implican declive) como positivos (que implican crecimiento o aprendizaje) que experimentamos las personas a medida que cumplimos años (Siegel, 2012). Este envejecimiento “normal” implica procesos de cambio biológicos y psicológicos que pueden implicar un cierto declive funcional que es, en gran medida, inevitable. Algunos de los cambios biológicos pueden ser pérdida de masa muscular y esquelética, disminución del número y tamaño de las fibras musculares, infiltración grasa de tejidos, engrosamiento de los vasos sanguíneos, rigidez de las válvulas cardíacas… por citar sólo unos cuantos. Se sabe que son muchísimos, que afectan a todos los sistemas del cuerpo y que son, en cierta medida, inevitables. Este envejecimiento “normal” se distingue de lo que los expertos llaman “envejecimiento con éxito”.  Las características de un “envejecimiento con éxito” son:

-Ausencia o baja probabilidad de enfermedad y discapacidad asociada a la enfermedad.

-Alta capacidad funcional física y cognitiva.

-Implicación activa con la vida.

Este envejecimiento exitoso no sólo es debido a unos recursos materiales adecuados (nivel de ingresos, por ejemplo) y a la genética, sino que tiene en cuenta y prioriza aquellos mecanismos psicológicos que permiten al individuo regular su conducta y su vida, de modo que esta regulación le permita alcanzar el bienestar. 

El bienestar psicológico se define como un constructo que engloba diferentes aspectos, como el social, el personal y el psicológico, además de conductas o comportamientos asociados a la salud en general y que conducen a las personas a funcionar de una manera positiva. También se relaciona con la forma en que las personas afrontan y gestionan diariamente los retos de la vida, aprendiendo de las experiencias y dotando su vida de significado. Por tanto, este bienestar psicológico será el que permita o sobre el que se sustente un envejecimiento exitoso. Siguiendo el modelo propuesto por Ryff, encontramos que una persona con envejecimiento positivo o con éxito mostrará unos niveles altos en las 6 dimensiones que conforman el bienestar psicológico:

-Altos niveles de autoaceptación. Las personas que poseen una elevada autoaceptación se caracterizan por una valoración positiva de sí mismas y una actitud abiertamente positiva hacia lo que son, aceptando todos los aspectos de su personalidad, incluyendo aquellos que resultan menos aceptables. La autoaceptación también incluye sentirse bien con su pasado. Las personas con bajos niveles de autoaceptación se sienten insatisfechas consigo mismas y muy decepcionadas con su pasado.  

-Altos niveles de relaciones interpersonales positivas, es decir, relaciones de calidad. Las personas con relaciones interpersonales positivas disponen de personas a quienes pueden amar y con quien pueden contar. Las relaciones que establecen son satisfactorias, cálidas, de confianza. Estas personas se preocupan por el bienestar de los demás, sienten empatía, intimidad y amor. Entienden a la perfección el proceso de dar y recibir amor. Las personas con bajos niveles de relaciones interpersonales positivas carecen de relaciones cercanas, les cuesta ser abiertos y cálidos y no se preocupan por los otros.

-Altos niveles de autonomía personal. Entendemos autonomía personal como la sensación de poder elegir por sí mismo, tomar sus propias decisiones incluso si estas decisiones no coinciden con la opinión de la mayoría.  También recoge la independencia de opinión y conducta, y el no dejarse dirigir fácilmente por los otros. Pueden resistir la presión social y regular sus comportamientos por sí mismos. Las personas con baja autonomía personal deciden en base a la opinión de terceros, buscando complacer las expectativas de los demás.

-Altos niveles de manejo en su entorno. Esta dimensión engloba saber cómo gestionar las oportunidades y exigencias del ambiente para satisfacer tanto la potencialidad como las necesidades de la persona. Las personas con un alto dominio del entorno sienten que tienen un mayor control sobre lo que les ocurre, sintiéndose capaces de influir en los resultados que obtienen y en su ambiente. Quienes tienen un bajo dominio de su entorno les cuesta manejar asuntos de la vida diaria y sienten que no pueden modificar o mejorar su entorno.

-Altos niveles de crecimiento personal. Estas personas saben sacar el mayor provecho de sus habilidades y talentos, incluso en medio de las mayores dificultades. Estas personas sienten que están abiertas a nuevas experiencias, y quieren desarrollar todo su potencial. Las personas con bajo nivel de crecimiento personal en cambio se sienten estancadas, que no mejoran, desmotivadas y no desarrollan nuevos comportamientos ni habilidades.

-Altos niveles en la dimensión de propósito de vida. Esto significa que las personas que puntúan alto en esta dimensión viven en función de los objetivos y metas que se han trazado. Sienten que su vida tiene un sentido, un propósito y una dirección: persiguen sueños que les quedan por cumplir. Piensan que han vivido por y para algún propósito, y que su vida ha tenido sentido y lo sigue teniendo. Las personas con puntuaciones bajas sienten que sus vidas no van a ningún lado, carecen de metas y objetivos y existen por inercia. No hay creencias de que su vida tenga sentido.

En resumen, para envejecer con éxito hay que autoaceptarse de forma incondicional, relacionarse de forma positiva dando y recibiendo amor, creer en la capacidad de elección personal de cada uno, gestionar correctamente las oportunidades y exigencias del entorno y buscar metas y propósitos en la vida. Como puede deducirse, todas estas dimensiones que componen el bienestar psicológico son atemporales, es decir, no están sujetas exclusivamente a una sola etapa de la vida, sino que son la pieza clave de una existencia plena y satisfactoria en cualquier momento del ciclo vital. 

Si crees que no te encuentras en un estado óptimo de bienestar psicológico y que no estás envejeciendo con éxito, sea cual sea tu edad, en Meraki Psicología Aplicada podemos ayudarte.

 

Los 5 mitos mortales del amor

 Los mitos del amor son creencias que desarrollamos sobre cómo debe ser el amor y las relaciones; muchos de ellos provienen del cine, televisión, cuentos, novelas... A veces también simplemente son el resultado de la falta de educación emocional y el desconocimiento del funcionamiento de las relaciones en sí.  Sea como fuese, basamos nuestras decisiones acerca del amor en estos mitos. Veamos los 5 que considero más nocivos.

1.       El amor puede con todo.

2.       Si el amor es de verdad, lo sabré a primera vista.

3.       En el mundo sólo hay una única persona conveniente para mí.

4.       La pareja ideal complementará y llenará todos los aspectos de mi vida.

5.       Si el sexo es pleno y fantástico, debe tratarse de amor de verdad. 

Respecto al mito número 1 de que el amor vencerá cualquier dificultad que se presente, a todos nos gustaría que, sin hacer nada, sin trabajar en la relación, sin poner nada de nuestra parte, nuestra vida sentimental fuese maravillosa. La creencia popular es que ningún problema, ninguna preocupación serán insuperables si amamos y queremos lo bastante, y que, si una pareja no permanece, es porque no se querían lo bastante. No son pocas las veces que oigo cosas en las sesiones como “si nos queremos, no importará que él beba mucho”, “si nos amamos, no importará si no me llevo bien con sus hijos o su familia”, “si nos amamos, no importará que a él le cueste expresar sus sentimientos y sea emocionalmente incompetente”, “si nos amamos, él/ella va a cambiar por mí”. Estas creencia erróneas implican que, en el nombre del más puro amor, no se abordarán los problemas o conflictos que puedan existir en la relación y que no se buscarán soluciones. Bendito amor, que va a hacer que todo se solucione por arte de magia y que  va a generar la perfección absoluta y el bienestar sin trabajar la relación!!! Es necesario remarcar que EL AMOR NO ES SUFICIENTE PARA QUE UNA RELACIÓN FUNCIONE; QUERERSE NO BASTA. SE NECESITA ADEMÁS COMPATIBLIDAD Y COMPROMISO DE LAS DOS PARTES PARA HACER QUE FUNCIONE. LAS RELACIONES HAY QUE TRABAJARLAS. 

El mito número 2 sobre el amor a primera vista, nos sugiere dejarnos llevar por los principios de fuegos artificiales, ya que el amor ha de ser algo que nos da en la cabeza con un gran golpe (como si nos hubiésemos dado contra un poyete) en los 20 primeros minutos de conocer a alguien (un saludo a los que creen en los first dates). Cuidado, el encaprichamiento instantáneo, el subidón, es sólo eso, un subidón. Podemos experimentar una poderosa atracción instantánea por alguien, pero eso se desmoronará y dará paso a la desilusión más absoluta con el tiempo si no hay nada más que lo sustente. También podemos sentir ese encaprichamiento o esa atracción por la imagen, la profesión o el coche que conduce esa persona, ignorando a la persona REAL y sintiendo atracción por una imagen o idea que tenemos sobre ella. Dejemos claro que SÓLO SE NECESITAN CINCO SEGUNDOS PARA EXPERIMENTAR UN ENCAPRICHAMIENTO, PERO EL VERDADERO AFECTO NECESITA TIEMPO PARA DESARROLLARSE: EL VÍNCULO AMOROSO COMIENZA A DESARROLLARSE A PARTIR DE LOS 17 MESES APROXIMADAMENTE. 

El tercer mito del amor dice que sólo hay un amor verdadero para nosotros, pero creer esto nos impide dos grandes cosas: primera, abrirnos a nuevas experiencias después de una ruptura porque creemos que sólo podemos estar bien con una persona y que sólo esa es la correcta para nosotros; y segunda, nos impide también soltar viejas creencias sobre cómo deben ser las potenciales parejas para nosotros. Esto quiere decir que nuestro ideal de persona adecuada puede ser “que sepa bailar mejor, que no tenga hijos de un matrimonio anterior, que pese 10 kilos menos, que lea más de 15 libros al año, que sea abogado” y que estas creencias nos estén saboteando nuestras relaciones, puesto que vamos comparando y escrutando concienzudamente a todas las personas que conocemos, de forma que, si no cumplen con ese ideal, ya no resultan adecuadas. Cuidado con las imágenes prefabricadas de cómo tiene que ser nuestra pareja y con la creencia de que sólo hay una persona en el mundo que nos pueda complementar. La realidad de este mito es que PODEMOS EXPERIMENTAR EL AMOR CON MÁS DE UNA PERSONA, HAY MUCHOS COMPAÑEROS/AS CON LOS QUE PODRÍAMOS SER POTENCIALMENTE FELICES Y MANTENER UNA RELACIÓN SANA, PLENA Y SATISFACTORIA. 

El cuarto mito del amor, por el que presuponemos que la persona correcta complementará todos y cada uno de los aspectos de nuestra existencia, tiene mucho que ver con sentirnos plenos y a gusto con nosotros mismos. Para comenzar una relación, primero hay que amarse uno/a mismo/a, hay que llenar “nuestro pozo de amor”, y no esperar que sea otra persona quien lo haga. Es nocivo cargar con ese peso a otras personas, además de pernicioso para la relación. Además, el no cubrir nuestras propias necesidades por nosotros mismos, crea resentimiento contra nuestra pareja porque no lo hace y esperamos que lo haga, o simplemente lo hacía pero ha dejado de hacerlo. Sepamos que, SI NOS SENTIMOS EMOCIONALMENTE VACÍOS ANTES DE INICIAR UNA RELACIÓN, NOS SENTIREMOS IGUAL UNA VEZ LA HAYAMOS INICIADO, Y QUE LA PAREJA CORRECTA LLENARÁ MUCHAS FACETAS DE NUESTRA VIDA, PERO ES COMPLETAMENTE IMPOSIBLE QUE LAS LLENE TODAS.

El quinto mito del amor, según el cual cuando hay buen sexo debe ser amor, es el que quizá acabe siendo el causante de más embrollos en las relaciones. Primero tengamos claro que la sexualidad está para disfrutarla sin culpa; si a dos personas les apetece tener sexo, adelante, es lo más sano del mundo, si ambos saben a lo que atenerse y distinguen perfectamente el tipo de relación en el que están y nadie está siendo engañado. A veces vemos a las personas como posibles parejas sexuales en vez de las PERSONAS REALES QUE SON. Incluso puede que cuando las veamos como personas o como compañeros afectivos y no como parejas sexuales ni siquiera nos gusten. Por eso, es importante escapar de la prisión del placer sexual y no caer en las atracciones químicas sin sentido y que sólo llevan a la decepción. Por otro lado, el amor también necesita de la atracción química, por tanto, EXPERIMENTAR UNA FUERTE ATRACCIÓN QUÍMICA PUEDE SER LA BASE DE UNA RELACIÓN PLENA Y SALUDABLE, SIEMPRE Y CUANDO EXISTA COMPATIBILIDAD EN OTROS ASPECTOS Y COMPROMISO DE LAS DOS PARTES PARA HACER QUE LA RELACIÓN FUNCIONE. ASÍ PUES, LA ATRACCIÓN QUÍMICA POR ALGUIEN PUEDE SER LA BASE DE UNA RELACIÓN PLENA Y SALUDABLE, SIEMPRE Y CUANDO EXISTAN Y SE TRABAJEN OTROS ASPECTOS DE LA RELACIÓN. 

Si tienes dificultades para vivir el amor sana y plenamente, en Meraki Psicología Aplicada podemos ayudarte.