Como apuntaba en una entrada anterior, sabemos lo importantes que son los pensamientos en nuestras emociones. El lugar de trabajo es un terreno especialmente abonado para toda clase de pensamientos distorsionados que tienen que ver con las ideas irracionales de Ellis que ya hemos explicado. Veamos algunos ejemplos de estos pensamientos erróneos.
-La única manera de hacer bien el trabajo es como lo hago yo.
-No puedo empezar con nada nuevo a no ser que termine lo que ya tengo empezado.
-Todos trabajan mejor de lo que lo hago yo.
-Debería ser capaz de hacer mi trabajo sin tener que quedarme más horas o llevarme trabajo para casa.
-Los demás tienen la culpa de mis problemas en el trabajo.
-Mis compañeros son un poco idiotas y no saben hacer el trabajo.
-Si mi jefe estuviera más cualificado y fuese más capaz, mi trabajo sería mucho mejor de lo que es, mi vida sería mejor y yo sería muchísimo más feliz.
-Si mi jefe critica mi trabajo, es que soy un fracaso total como empleado.
-No puedo dejar este empleo porque no hay otro mejor por ahí fuera ni que vaya bien conmigo.
-Si mi trabajo no es perfecto, me van a echar de la empresa.
-Tengo que quedarme hasta tarde porque si no el jefe pensará que quiero trabajar menos que los demás.
Todos estos pensamientos no hacen sino aumentar el estrés laboral y proponernos como firmes candidatos a sufrir el síndrome del perfeccionista (anancástico, que ya hablaremos en otra ocasion sobre este término tan particular). Para reducir el estrés podemos utilizar la técnica de la reestructuración cognitiva. Veamos paso a paso cómo realizarla.
1-Identifica pensamientos automáticos o erróneos como los de los ejemplos.
2-Cuestiona esos pensamientos. ¿Es cierto? ¿Qué pruebas tengo? ¿Estoy exagerando algo negativo de la situación o estoy siendo catastrofista interpretando las cosas de la peor forma posible? ¿Estos pensamientos aumentan la calidad de tu trabajo o la disminuyen? ¿Te ayudan a estar más satisfecha con tu trabajo?
3-Reestructura. Observa cada parte del pensamiento y piensa en cómo puedes reestructurarlo. Piensa qué es importante y por qué para ti. Elimina cualquier expectativa de perfección.
4-Sustituyelos por otros más adaptativos y que sean beneficiosos para ti.
Esto requiere un entrenamiento adecuado pero, si eres constante, aprenderás a dominar esos pensamientos automáticos que te impiden alcanzar la satisfacción con tu trabajo.
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