El efecto de difusión de responsabilidad y el rol de los políticos durante la DANA en Valencia: una reflexión sobre la inacción en la gestión de crisis

La reciente DANA en Valencia no solo dejó inundaciones y daños materiales, sino también un cuestionamiento social sobre la capacidad de reacción y responsabilidad de los políticos frente a situaciones de emergencia. El efecto de difusión de responsabilidad es un fenómeno psicológico que ayuda a entender por qué, en momentos críticos, algunos líderes políticos pueden llegar a mostrarse pasivos o a delegar la responsabilidad en otros, en lugar de tomar medidas rápidas y decisivas. La psicología social nos ofrece una explicación sobre cómo, en estos contextos, el efecto de difusión de responsabilidad afecta también a la gestión pública.

¿Qué es el efecto de difusión de responsabilidad y cómo afecta a los políticos en emergencias?

El efecto de difusión de responsabilidad es un fenómeno por el cual, en situaciones de emergencia, las personas suelen asumir que otros tomarán las acciones necesarias, reduciendo su impulso a actuar. En el contexto político, esto se traduce en que algunos líderes pueden "diluir" su responsabilidad, confiando en que otras instancias –como la administración local, los cuerpos de emergencia o incluso la ciudadanía– tomen la iniciativa. Este fenómeno de inacción compartida se observa en muchos niveles de liderazgo y puede tener un impacto significativo en situaciones de desastre natural, como la DANA en Valencia.

El efecto de difusión de responsabilidad debe su nombre a un caso trágico que conmocionó a Estados Unidos en 1964: el asesinato de Kitty Genovese. En aquella ocasión, Genovese fue atacada y asesinada en una calle de Nueva York mientras 38 personas supuestamente escuchaban sus gritos sin intervenir. La cobertura mediática sugirió que ninguno de los testigos llamó a la policía, asumiendo que "alguien más" lo haría. Este caso impulsó investigaciones en psicología social sobre la inacción colectiva, revelando que, en situaciones de emergencia, la probabilidad de ayuda disminuye cuando hay más personas presentes, quienes tienden a delegar la responsabilidad en los demás.

El rol de los políticos durante la DANA en Valencia: ¿Qué pudo haber fallado?

Durante la DANA en Valencia, muchos ciudadanos percibieron que las respuestas de algunos políticos fueron insuficientes o tardías. Esto se atribuye, en parte, a una falta de coordinación y a una cierta tendencia a delegar responsabilidades. Mientras algunas autoridades locales respondieron de inmediato, en otros niveles se observó una actitud más pasiva, esperando que otras instituciones actuaran primero. Esta difusión de responsabilidad en el ámbito político puede deberse a varios factores:

  1. Burocracia y Jerarquía: En un sistema burocrático, muchos políticos pueden asumir que las decisiones deben pasar por varias instancias antes de actuar, lo que lleva a una ralentización en la respuesta.
  2. Imagen Pública y Riesgo: Algunos líderes pueden temer el impacto negativo de una acción precipitada y prefieren esperar para evitar críticas, diluyendo su responsabilidad con comunicados o anuncios de baja efectividad.
  3. Falta de Preparación: La ausencia de planes de respuesta claros y de entrenamiento para situaciones como la DANA contribuye a que, en momentos de crisis, la responsabilidad se perciba como una carga compartida, debilitando la respuesta.

La difusión de responsabilidad y la necesidad de líderes proactivos

La DANA en Valencia pone de manifiesto la necesidad de líderes políticos que asuman la responsabilidad de manera directa y proactiva en emergencias. Los ciudadanos esperan que sus representantes actúen con celeridad y claridad, coordinando esfuerzos y tomando decisiones que minimicen el impacto de desastres naturales. Sin embargo, el efecto de difusión de responsabilidad puede hacer que los políticos tiendan a actuar solo cuando la presión pública es alta, en lugar de anticiparse a las necesidades.

¿Cómo pueden los políticos romper el efecto de difusión de responsabilidad?

  1. Asumir la responsabilidad pública: Los líderes deben asumir públicamente su rol y comprometerse a responder con rapidez. Comunicar de manera transparente las acciones que están tomando reduce la incertidumbre y fortalece la confianza ciudadana.
  2. Coordinación interinstitucional: Crear planes claros de acción y coordinación entre diferentes niveles de gobierno puede evitar la dilución de responsabilidades. Al definir claramente los roles, cada instancia puede actuar sin esperar que otros lo hagan primero.
  3. Educación y preparación para crisis: Capacitar a los líderes y equipos en gestión de crisis y en la psicología de la responsabilidad puede ayudar a contrarrestar este efecto y fomentar una respuesta rápida y eficiente.

Reflexión: Un Llamado a la acción en el liderazgo político

La DANA en Valencia deja una lección importante sobre el papel de los políticos en la gestión de emergencias y cómo la difusión de responsabilidad puede afectar negativamente su actuación. La ciudadanía requiere líderes que no solo estén presentes en la crisis, sino que asuman un rol activo y visible desde el inicio. Romper el efecto de difusión de responsabilidad es crucial para que, en futuras emergencias, la gestión política sea eficiente y esté alineada con las expectativas y necesidades de la sociedad.

La Ventana de Johari: comprendiendo las máscaras sociales

 

La dualidad entre la imagen pública y la conducta privada es un tema recurrente en la psicología de las relaciones. Recientemente, casos mediáticos como el de Íñigo Errejón en España, un político con una imagen pública favorable, comprometida y apegada a ideales progresistas, han puesto de relieve el complejo contraste entre cómo un individuo puede ser percibido por la sociedad y las sombras que pueden surgir en el ámbito personal. Más allá del resultado o veracidad de las acusaciones en este caso concreto, el fenómeno invita a una reflexión crítica sobre cómo ciertos individuos, que presentan un perfil público ejemplar, pueden ocultar conductas que, de ser ciertas, representarían patrones de abuso y manipulación en lo privado.

Este post invita a comprender, a través de herramientas de psicología social como la Ventana de Johari, cómo el autoconocimiento y la percepción de los demás pueden confluir para sostener máscaras sociales. Este análisis cobra especial relevancia en las relaciones de pareja, donde una persona puede llegar a encarnar un doble rol: por un lado, el “novio ideal” que su círculo de amistades y familiares perciben; por el otro, el potencial agresor que se manifiesta únicamente en el espacio íntimo y de forma independiente a su relación de pareja formal. Las dinámicas grupales que favorecen y refuerzan esta máscara social, las barreras para el autoconocimiento y el fenómeno de la disonancia entre lo que mostramos y lo que somos son solo algunos de los puntos abordados en esta reflexión.

En el siguiente post, también se explora cómo el conocimiento de estos mecanismos puede ayudarnos a identificar y prevenir comportamientos abusivos, fomentando relaciones basadas en la transparencia, el respeto y la congruencia entre el ser y el parecer.

La Ventana de Johari: Conceptos Básicos

La Ventana de Johari es una herramienta fundamental en la psicología de grupos y el autoconocimiento, ideada para entender mejor cómo percibimos y proyectamos nuestra personalidad en los distintos entornos sociales. Este modelo permite visualizar el conflicto entre nuestra autoimagen y la percepción que los demás tienen de nosotros. En el contexto de relaciones de pareja, especialmente en aquellas en las que uno de los miembros puede ser visto como "el novio ideal" en público y "un agresor o maltratador" en privado, la Ventana de Johari aporta un marco crucial para entender estas disonancias.

Este modelo conceptual se divide en cuatro cuadrantes que representan áreas de nuestra personalidad:

  1. Área abierta: Aspectos que uno mismo y los demás conocen. Podría ser lo que todos perciben de la “pareja y personaje público ejemplar”: cariñoso, protector, confiable...
  2. Área ciega: Lo que los demás ven en nosotros, pero de lo que no somos conscientes. En el contexto de una relación abusiva, amigos, familiares y compañeros de trabajo, pueden observar ciertas señales de control o manipulación que el agresor ignora o no reconoce en sí mismo.
  3. Área oculta: Lo que sabemos de nosotros mismos, pero escondemos de los demás. En este caso, es el comportamiento abusivo o violento que el personaje público mantiene fuera de la vista del público y de su pareja formal.
  4. Área desconocida: Comportamientos y características que tanto la persona como los demás desconocen. Esta área puede incluir traumas o patrones de comportamiento subyacentes que contribuyen a la disonancia entre ser un "novio y personaje público ideal" y tener comportamientos abusivos.

La doble realidad: "novio ideal" en la pareja formal y agresor en otras relaciones paralelas

En este tipo de casos, es común que el agresor posea una “máscara social” que muestra a los demás. El individuo sabe cómo manejar su imagen pública, proyectando características positivas que refuerzan su rol de “novio y personaje público ideal”. Sin embargo, esta construcción social suele contrastar dramáticamente con la realidad privada, donde los comportamientos abusivos emergen en la intimidad paralela con otra persona. En este caso, el área oculta en la Ventana de Johari se amplía considerablemente: el agresor oculta deliberadamente sus impulsos violentos o controladores en la esfera social y privada con una pareja, generando una imagen falsa de sí mismo.

La Influencia del grupo y el refuerzo social

Desde la psicología de los grupos, se entiende que los refuerzos externos son clave para mantener esta doble realidad. El agresor recibe constantemente señales de aprobación de su círculo, quienes sólo ven su “Área abierta”. Esto no solo refuerza su conducta en público, sino que además reduce su autocrítica y su capacidad de reconocer el daño que causa en privado. A través de la Ventana de Johari, se puede analizar cómo el apoyo social a esta "máscara" promueve una imagen distorsionada del agresor, permitiéndole justificar y racionalizar sus acciones negativas cuando nadie está mirando.

El impacto en la víctima: erosión del autoconcepto y gaslighting

Las víctimas de relaciones abusivas suelen experimentar lo que se conoce como gaslighting, una manipulación emocional donde el agresor desacredita constantemente las percepciones de la víctima, erosionando su autoconcepto y su confianza. Para la víctima, la incongruencia entre la persona que el público ve y la persona que experimenta en la intimidad genera una disonancia cognitiva. Esta experiencia intensifica la confusión y dificulta la búsqueda de apoyo, ya que los demás siguen viendo al "novio y personaje público ejemplar" y pueden dudar de la realidad de la víctima.

La importancia de romper con la máscara social

La Ventana de Johari ilustra cómo el ser humano construye y oculta partes de sí mismo, y cómo estas áreas pueden distorsionar relaciones de pareja y dinámicas de grupo. La psicología de grupos ofrece una comprensión profunda de cómo las personas pueden mantener imágenes contradictorias ante los demás y el público y ante sus seres queridos. Romper con esta máscara social y trabajar en la congruencia personal y en la transparencia en las relaciones aumentando el área abierta, puede ser el primer paso para sanar y construir una vida de pareja saludable, libre de abuso y manipulación. 

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