El
mecanismo de autoengaño surge ante aquellas situaciones en las que no somos
capaces de reconocer y gestionar ciertos aspectos que nos resultan desagradables;
por ejemplo, darnos cuenta de que tenemos una dificultad que requiere la ayuda
de un profesional, darnos cuenta de que no hemos actuado de una forma correcta
o adecuada o de que tenemos que tomar una decisión que nos resulta
especialmente difícil y que estamos postergando. El autoengaño no es lo mismo
que la mentira, pues en la mentira la persona sabe que no está diciendo o viviendo
una verdad, mientras que en el mecanismo de autoengaño la persona ni siquiera es
consciente de que lo está usando. Si bien es la mente la que está intentando mantener
nuestro equilibrio utilizando este mecanismo, el peligro reside en que la
persona no se da cuenta de lo que está ocurriendo y el autoengaño se convierte en
la forma de afrontamiento ante sus problemas.
¿Cuándo
estamos cayendo en el mecanismo de autoengaño? Veamos algunas situaciones en
las que estamos utilizando este mecanismo y no somos conscientes de ello:
1. Cuando hablamos demasiado de nuestros problemas,
pero no buscamos soluciones a nuestras dificultades, sino simplemente buscamos afecto
y protección por parte de los demás.
2. Cuando nos ponemos agresivos con los demás, como
dando por sentado que son ellos los que tienen que solucionar nuestros problemas.
3. Cuando explicamos muy bien lo que vamos a hacer,
pero no lo iniciamos nunca, con el objetivo de evadir la responsabilidad que
tenemos sobre nuestra propia vida.
4. Cuando nos enfadamos con los demás o con la vida
porque esperábamos más de ellos, cuando en realidad es nuestra responsabilidad resolver
y conducir nuestra experiencia vital.
5. Cuando nos culpamos o culpamos a otros por los
resultados obtenidos, con el fin de evitar o amortiguar conflictos internos o
con los demás.
6. Cuando nos refugiamos en el trabajo para evitar
tomar contacto con nuestros propios sentimientos.
7. Cuando buscamos mecanismos de excitación, estímulos
y recompensas inmediatas para alejarnos de situaciones que nos frustran o nos
causan desazón.
8. Cuando nos quejamos de cómo son o actúan los
demás, para evitar tomar las riendas de nuestra vida.
9. Cuando nos afirmamos como fuertes, exigentes e
independientes ante los demás, cuando en realidad lo que necesitamos es
comprensión y apoyo.
10. Cuando exigimos
a los demás como deben ser, para evitar así hacer esa exigencia a nosotros mismos
y a nuestra vida.
11. Cuando nos
presionamos y exigimos en exceso, comparándonos con un ideal inalcanzable.
12. Cuando nos
quejamos continuamente de lo mal que nos va para evitar la responsabilidad de
disfrutar de lo que tenemos y de hacernos felices a nosotros mismos.
Si crees que tienes
dificultades para detectar el autoengaño o para poner en marcha soluciones más
eficaces ante las dificultades, en Meraki Psicología Aplicada podemos ayudarte.