El burnout

En primer lugar, quiero agradecer las más de 500 visitas que registra el blog desde su creación. Gracias a todos y a todas por su tiempo. Deseo que estas pequeñas reflexiones y pautas sirvan para mejorar algún aspecto de vuestra vida, que es, en definitiva, el cometido de los que sentimos verdadera pasión por nuestra profesión.

En esta entrada hablaremos del burnout o síndrome del quemado.

¿Qué es?

La RAE recoge este término en su significado de “impacientar o desazonar a uno, gastarse, quedarse sin recursos o posibilidades en una actividad cualquiera.”

La definición de Schaupeli y Enzann (1998) contempla algunos aspectos más estrictamente de orden psicológico y lo circunscribe únicamente al área laboral: “Burnout es un estado de ánimo persistente y negativo, que sucede en sujetos normales, relacionado con el trabajo y que se caracteriza por agotamiento, tensión, sentimientos de reducida competencia profesional, disminución de la motivación y el desarrollo de actitudes disfuncionales hacia el trabajo”. Aunque se oiga hablar de estar quemado en otras actividades (como menciona la RAE), no es correcto aplicar la etiqueta de burnout fuera del entorno laboral.

Pines y Aronson (1988) lo definen como “un estado de agotamiento psíquico, emocional y mental causado por la implicación durante demasiado tiempo en situaciones que requieren demandas emocionales.” Estas demandas pueden ser provocadas por la combinación de expectativas altas y un estrés crónico prolongado (ver entrada sobre el estrés). Los sentimientos que conlleva son desesperanza, incapacidad y falta de entusiasmo ante todo en general.

Determinantes del burnout

-Agotamiento emocional (sensación de no poder dar más de sí emocionalmente):  la persona manifiesta incapacidad de expresar emociones positivas en el trabajo (sólo hay emociones negativas y existe una carencia de emociones positivas). Es el agotamiento general producido por las relaciones interpersonales en el entorno laboral. O bien no se pueden expresar las emociones, y hay que suprimirlas, o se deben expresar unas y no otras. Este control exhaustivo de la emoción a mostrar conlleva un gran desgaste, puesto que no se corresponde aquello que sentimos con lo que debemos manifestar, y supone un gran esfuerzo. Un indicio de este agotamiento emocional es el miedo ante la perspectiva de tener que volver al trabajo al día siguiente.  

-Despersonalización o cinismo (actitud distante hacia el trabajo, las personas objeto del mismo y los compañeros de trabajo): se produce una respuesta insensible ante los usuarios del servicio o ante los problemas que se presentan en el trabajo, deshumanizándolos. Se produce una estricta diferenciación entre la vida personal y la profesional.

-Descenso de la eficacia o del logro personal y falta de realización profesional (sensación de no hacer adecuadamente las tareas y de ser incompetente): los sentimientos de logro o competencia profesional disminuyen, de forma que se produce una autoevaluación negativa, percepción de falta de promoción, o la sensación de haber perdido habilidades.

Respecto a las pautas para mitigar los efectos del burnout, generalmente se propone una intervención individual sobre el trabajador y con frecuencia se nos olvida que la primera línea de actuación también ha de estar enfocada hacia la disminución de los estresores en el medio laboral. Aún así, veamos algunas recomendaciones:

-Llevar una alimentación sana y horarios regulares de sueño y actividades.  

-Hacer ejercicio físico de forma habitual o caminar 45 minutos al día.

-Confeccionar una lista de actividades placenteras y realizar al menos tres de ellas cada día, a ser posible al aire libre.

-Planificar momentos de ocio en compañía.

-Mantener una vida afectivo-sexual activa.

-Entrenar la asertividad, sobre todo la expresión de emociones negativas y la resolución de conflictos.

-Cuidar la autoestima.  

Si crees que sufres de burnout o puedes tener dificultades para manejar el estrés, en Meraki Psicología Aplicada podemos ayudarte.